domingo, 31 de julio de 2016

Consíguete Control: La Historia Oral de Superunknown de Soundgarden.


El siguiente artículo pertenece a Stacey Anderson y fue publicado el 5 de Junio de 2014 en la revista Spin. Lo traduje por agrado, porque me encanta Soundgarden y Superunknown. Además porque, con detalles únicos, es la historia de cómo se gestó uno de los mejores discos de la historia de la música popular.

En la elaboración de su magnífica explosión comercial, los prisioneros de Seattle excavaron profundo, chocaron y enredaron su cuernos en el estudio, y emergieron como una banda más fuerte –una con una obra maestra, destructora del grunge, a su nombre.


        En algún lugar entre un hombre ensangrentado golpeándose a sí mismo con cucharas y un productor rasgando una puerta desde sus bisagras, Soundgarden hizo el disco que habían estado esperando nueve años para desatar. Ya amados en la escena del rock de Seattle, y cosechando los beneficios de su ciudad a principios de los 90 como celebridad grunge junto a sus amigos Nirvana y Pearl Jam, el álbum anterior de la banda, Badmotorfinger de 1991, había alcanzado platino y ganó una nominación al Grammy por Mejor Metal Performance. Habían contribuido a llevar a Sub Pop a la grandeza, fueron de gira con Guns N’ Roses, y comandaron el escenario principal de Lollapalooza.
         Pero la banda tan identificada con el hard-rock musculoso creía que además eran capaces de un pop melódico más profundo, de más himnos con matices. Para el verano de 1993 el cantante y guitarrista Chris Cornell, un devoto de The Beatles y Pink Floyd desde hace mucho, y el bajista Ben Shepherd, una mano alegremente experimental con las afinaciones y dinámicas, habían empezado a elaborar canciones que desafiarían las expectativas de los metaleros. Reclutaron al productor Michael Beinhorn –quien había timoneado lanzamientos de los Red Hot Chili Peppers y Soul Asylum- para ayudar a realizar sus ambiciones.
        Los seis meses de grabación, ingeniería y mezcla que desembocaron en Superunknown no progresaron paso a paso junto a ese idealismo. La banda chocó constantemente con Beinhorn –cuya repetición metódica estaba en desacuerdo con sus hábitos de grabación sucios- y todo empezó a poner en duda los resultados. Pero su reivindicación vendría, sin sutileza, en la ubicuidad radial de “Black Hole Sun”, ganadora de dos Grammys, y la duradera carrera que la banda había cimentado para ellos como resultado del éxito del disco. Por otra parte, el registro cómodamente disipó cualquier noción de Soundgarden siendo reductiva para metaleros: Desde las turbias guitarras surf-pop de “My Wave”, las amenazadoras y desconcertantes vocales operáticas en “Mailman”, hasta el irritable blues arrastrado de “Limo Wreck”, y la gonzo indiferencia y agilidad pop-psicodélica de “Black Hole Sun”, Superunknown prosperó en sus excéntricos límites exteriores.
         Acá, 20 años después de su lanzamiento, está la historia detrás de su creación por las personas que estuvieron allí, y además el cameo de Bill Nye the Science Guy, porque Seattle era muy rara en ese entonces.

Chris Cornell, cantante/guitarrista: Comenzamos como banda en 1984, así que miro a Superunknown como parte del último período, el momento en que en realidad estábamos tratando de reinventar quienes éramos y expandir los límites de lo que hicimos, ampliando nuestro enfoque creativo en un disco.

Jack Endino, productor de Screaming Life, el EP debut de Soundgarden en 1987: Soundgarden era una banda muy buena desde sus inicios, como Nirvana. Sólo era cosa de no arruinarlo como productor.

Tad Doyle, cantante/guitarrista de TAD: Todos amaban a Soundgarden. Eran los héroes de la ciudad. Fueron la primera banda en sacar algo en un sello grande.

Michael Beinhorn, co-productor de Superunknown: En ese tiempo, sólo tenías una sensación sobre ciertos artistas; sabías lo que iba a pasar con su próximo disco antes de que lo hicieran. Y con Soundgarden fue, si hacen un próximo gran disco, sus carreras estarían logradas.

Adam Kasper, ingeniero asistente de Superunknown: Ellos ya habían hecho un par de buenos discos. Definitivamente era tiempo de disparar uno hacia arriba. Chris estaba en su albor como cantante y compositor. Además él se presiona a sí mismo muy duro.

Chris Cornell: Me sentía muy orgulloso de ser parte de una escena musical que estaba cambiando la cara de la música comercial y el rock internacionalmente, pero también sentía que era necesario para Soundgarden –como para todas las bandas de Seattle- probar que merecíamos estar en el escenario internacional y no éramos sólo parte de una moda basada en la geografía. Sabía que teníamos la habilidad de hacerlo, y también sabía que el tiempo era importante. Ese era el momento. Fue una mixtura de esos maravillosos momentos de inspiración, esa especie de stress, mojar la camiseta, y el esfuerzo muy agotador.

Jeff Ament, bajista de Pearl Jam: Estuvimos de gira con ellos el año anterior a la grabación de Superunknown, y Lollapalooza, y recuerdo que eso fue una explosión. Los dos habíamos girado mucho: nosotros habíamos girado con Ten y ellos con Badmotorfinger. Creo que Lollapalooza como fin de ciclo para los dos grupos fue más que nada la diversión de pasarlo bien con tus amigos. Ellos estaban a la orilla del escenario cuando nosotros tocábamos, y nosotros hacíamos lo mismo cuando ellos tocaban. Es uno de mis mejores recuerdos de todas las giras.


 Michael Beinhorn: Mi impresión era que ellos ya habían decidido con qué productor iban a trabajar –creo que podría haber sido Rick Rubin- pero yo estaba decidido a ir y tener una reunión con ellos de todas formas, así que dije, “Ok, cool”. Nos reunimos y, de alguna forma congeniamos.

Adam Kasper: Yo era el ingeniero principal del estudio Bad Animals, que era una nueva pieza para el estado del arte. Era uno de los lugares que estaba haciendo un montón de cosas para Sub Pop en la ciudad. Conocía a algunos miembros de Soundgarden y cuando supe que estaban trabajando con Beinhorn, lo contacté rápido y le dije, “Hola”. Me presenté y estaba excitado de trabajar en el disco.

Michael Beinhorn: Quise tomar cada oportunidad posible de hacer el mejor, más interesante, y más llamativo álbum que pudiésemos hacer, así que ese era mi objetivo. Pienso que había un montón de presión extra, porque les dejé bien claro a ellos lo que pensaba del proyecto y lo que sentía que este disco significaba para ellos. Quiero decir, ni siquiera pensé en las ramificaciones a largo plazo o ese tipo de cosas, sin embargo esa clase de cosas es muy, muy importante también.

Tad Doyle: Soundgarden siempre han sido para mí, muy innovadores y siempre empujando la posición de lo que estaban tratando de hacer. Especialmente cuando Ben Shepherd entró en la banda. Ese tipo es un compositor increíble por sí mismo, así es que cuando empezaron a escribir juntos, fue algo muy especial.

Kim Thayil, guitarrista líder: No hay un piloto en Soundgarden. Si lo hubiese, sería mucho más fácil manejar algo temáticamente o tener un vector particular que pudiese influenciar nuestro impulso o dirección. Hay cuatro tipos produciendo material y proveyendo criticismo al material, así que es un proceso muy dinámico.

Jack Endino: La formación había cambiado un poco. Tenías a Ben Shepherd en el grupo, y sus contribuciones a la composición y su aporte creativo fueron integradas en ese punto. Chris Cornell estaba ahora escribiendo más música. En los viejos días, muchas de las canciones eran escritas por Kim Thayil y (el bajista fundador) Hiro Yamamoto.

Ben Shepherd: Cuando entré al grupo, empecé a traer afinaciones extrañas. Todos empezaron a adaptarse y a hacer sus propias canciones en afinaciones raras. Ellos son todos tan inteligentes y creativos que sólo tenían que ir por ello, y eso era todo el objetivo de estar en una banda juntos.

Jeff Ament: Tú podías ver que en Badmotorfinger Chris estaba empezando un poco a extender su sapiencia como compositor. Creo que con Temple of the Dog también, eso te daba una sensación de que él podía ir en un montón de direcciones diferentes y que no se iba a encasillar en el rock heavy de métrica rara. Tenía un elemento pop en él, y en ese tiempo además tenía un montón de melodías raras, a lo Syd Barrett, dando vueltas. Pienso que una vez que Matt (Cameron, baterista) y Ben pusieron sus influencias en el disco, se distinguieron aún más.

Ben Shepherd: Este es uno de los discos en donde trajimos canciones completas. No improvisamos juntos para sacar las estructuras.

Chris Cornell: “Head Down” era un demo completo que Ben me había mostrado, donde él cantaba y era muy similar a lo que terminó en el disco. Ese fue un momento increíble porque fue una de las veces en que sentí, “Esto es como debe haber sido ser parte de los Beatles”, donde uno de los miembros del grupo llega y suelta una canción así –ya está hecha, tú no tienes que hacer nada y ya sabes que va a ser una de las mejores canciones del disco.

Kim Thayil: Chris tenía una grabadora cuatro pistas –o quizás ya había cambiado a una de ocho- así que hacía las guitarras y las voces y las traía para que nosotros las juzgáramos. Había material que él escribió al cual nosotros no respondimos con tanto entusiasmo como con “Let Me Drown” o “Black Hole Sun”.

Michael Beinhorn: Entrando en eso, no estoy seguro si el intento de ellos era el mismo que el mío. Me refiero a que, no pensaría ni por un segundo que ellos no querían hacer un gran disco, pero creo que ellos no querían invertir el mismo tiempo y esfuerzo para eso del que yo invertí.

Adam Kasper: Beinhorn trajo un montón de equipos, así que tuvimos varios sets de batería, toda clase de micrófonos. Fue realmente el montaje más grande que he hecho o he visto. Recuerdo que nos tomó dos o tres días tratar de decidir qué tipo de cinta usar, qué tan duro golpear la cinta, cómo alinear las máquinas, empezando literalmente desde esos componentes. Teníamos docenas de micrófonos en el gabinete tratando de encontrar el que funcionara. Todo estaba manejado por Beinhorn. Nosotros estábamos acostumbrados a trabajar mucho más rápido, así que fue interesante.

Kim Thayil: Recuerdo estar bastante adentro del estudio mientras afuera había un día soleado y cálido, lo cual es raro en Seattle.

Michael Beinhorn: La primera canción que grabamos fue “Kickstand”. Eso fue después de pasar alrededor de cinco días o una semana tratando de encontrar el sonido de batería que yo quería. Voy a decir que Matt hizo entre 15 y 20 tomas, lo cual es bastante para una sola canción.

Jeff Ament: Una canción que realmente, pero realmente amo es “Kickstand”. Creo que es porque que es una canción que él escribió acerca de su bicicleta, y mi relación con Chris estará por siempre atada a andar en bicicleta. Esa canción realmente tiene algo personal para mí.

Chris Cornell: Me recuerda a ese período también. Creo que después de que Andy (Wood, el cantante de la banda glam-rock, post Green River, pre Pearl Jam, Mother Love Bone) murió, Jeff y yo pasamos un montón de tiempo hablando y pedaleando en nuestras mountain bikes hacia las colinas de Seattle. Ese es uno de mis mejores recuerdos de ese periodo, de verdad.

Jeff Ament: Probablemente conocí a Chris mucho mejor después de que Andy murió. Nos juntábamos probablemente dos días a la semana. Andábamos en bicicleta, usualmente de noche en alguno de los grandes parques de Seattle. Comúnmente terminábamos con una fogata en la playa y una botella de algo. Creo que era para nosotros un poco tratar de entender por qué Andy había muerto. Nos ayudó a superarlo. Fue más ventajoso que ir a un bar o quedarnos en la casa sintiendo pena por nosotros.

Chris Cornell: Mi historia como cantante ha estado probablemente más cerca de David Bowie que, por ejemplo, el enfoque de AC/DC. Nunca pensé en mí como un cantante que quisiera crear una identidad y quedara pegado a ella. De niño, era este coleccionista de discos/escucha que se sentaba en la pieza y escuchaba el catálogo completo de los Beatles solo, una y otra vez. Creo que eso afectó mi enfoque vocal porque habían cuatro cantantes en ese grupo, y nunca supe quién estaba cantado qué. Era un niñito; no me importaba realmente. Pensaba que eso era la música rock y que eso era grabar un disco: cantabas en el estilo y con el sentimiento que la canción te pidiera. Superunknown es un gran ejemplo de eso. Canción a canción, me enfocaba de la manera que fuera más natural para ellas. ¿Quién es la persona cantando esta canción? ¿Sobre qué está cantando? ¿Cómo debería sonar esa persona? Así es como me acerco, y regularmente, esa era la parte más difícil de todo el proceso para mí: encontrar la voz correcta que se sintiera más natural para esa canción.

Adam Kasper: Hacer las voces fue un desafío de muchas maneras. Chris canta con la voz completa en alguna de esas canciones, y uno de los problemas fue ser capaz de tener la mezcla de los audífonos sobre su volumen interno. Para que cuando cantes y grites, te puedas escuchar, pero tienes que escuchar la música arriba y está tan fuerte que acopla.

Artis the Spoonman, músico en “Spoonman”: Ellos estaban consiguiendo delirio en cualquier parte de Seattle donde tocaban, pero sin embargo, no los conocía realmente. Conocía, y todavía conozco, a la hermana de Ben. Había estado (actuando) en las veredas –era muy visible- y recuerdo ver a Kim. Kim es tan visible como tú puedes serlo cuando no lo conoces.

Chris Cornell: “Spoonman” no fue escrita para ningún álbum. Fue escrita sólo por diversión. El grupo había escuchado el demo que había hecho en casa, y creo que alguien, quizás Kim, se acercó a mí y al grupo y dijo, “Esta en realidad es una canción divertida para que la hagamos nosotros”. El demo era sólo guitarras acústicas, sin batería, sólo pegándole a ollas y sartenes.

Bend Shepherd: Esa era rockera. Era del gran setlist que el personaje de Matt Dillon (en la película Singles, de 1992, dirigida por Cameron Crowe) tenía cuando se separaban. (Jeff Ament) había escrito títulos falsos para que tuviera la banda. Y Chris estaba en el set porque él aparece en la película, y su regalo para Cameron fue escribir canciones para todo ese setlist, y “Spoonman” fue una de ellas.

Artis the Spoonman: Me invitaron a hacer una presentación entre los Melvins y ellos en un escenario muy prestigioso de Seattle. Cuando estuve allí, la esposa de Chris en ese tiempo y mánager del grupo estaba en los camarines y me dijo que Chris estaba escribiendo una canción llamada “Spoonman” y si me gustaría grabar en ella cuando estuviese terminada. Yo dije, “Sí, seguro, no hay problema”.

Michael Beinhorn: Básicamente, Artis llega y es un chiflado, es un músico callejero. Creo que era indigente. Y llega con un rollo que esparce delante de él y esta lleno de cucharas, implementos metálicos y cosas así, y yo quedo como, “Por dios, ¿qué diablos va a pasar?”. Se saca la polera y dice, “Espero que alguien tenga una cámara de video, porque van a querer filmar esto”. Echamos a andar el track, y él toma esas herramientas, y se empieza pegar bien fuerte con ellas. No estoy hablando de golpecitos, algunas de ellas eran grandes y duras piezas de metal. En un período muy corto de tiempo hay sangre volando por todos lados. Fue en realidad muy bonito de ver porque él era casi un bailarín, era fluido y elegante. Y tú sabes, él es muy talentoso con esos instrumentos, pero era además increíblemente brutal. Creo que hicimos cinco o seis tomas con él, y estaba sangriento, abatido y exhausto al final de ellas. Fue realmente, pero realmente fabuloso. Quiero decir, él es absolutamente un artista en muchos sentidos de la palabra. Esa fue una de las cosas que no olvidaré mientras viva. Me gustaría que todo el mundo pudiese haber visto lo que hizo.


Artis the Spoonman: Probablemente toqué una cuchara abajo, quizás dos cucharas arriba, el mismo par de palos cada vez que toco, y una espátula. En el instrumental, el sonido de campana. Esa es la espátula para pie. Así que toque un máximo de ocho o nueve cucharas de las veinte que traigo. Quizás toqué una chuchara de madera, no me acuerdo.

Adam Kasper: Me sorprendió que fuera elegida como primer single. Había escuchado que cuando salió, Artis estaba deprimido o decepcionado. Pensaba que quizás debería haber habido más cucharas y más fuerte.

Artis the Spoonman: La primera vez que la escuché, pensé, “¿Es una broma, cierto? No, no vayas allá”. Me entiendes, “Save me?”. Es decir, dame un minuto. Por dios. Está muy por arriba de la exageración. No vas a donde alguien y le dices, “sálvame”. No vas donde tu general favorito, o cura, o estrella de rock. Es muy peculiar.

Michael Beinhorn: Es divertido porque no era realmente mi canción favorita. Yo pensaba, “¿Cuál es el asunto?”. Y luego salió y la gente se volvió loca por ella. Es bueno pensar que quizás tienes un punto ciego que otra gente puede ver. Aprendes algo nuevo todos los días.

Artis the Spoonman: Una cosa que realmente me decepcionó fue cuando ellos recibieron un Grammy. Vas ahí arriba y agradeces a todos los productores –que, sabes, eso es lo que se supone que debes hacer. Pero no me dieron las gracias. Creo que tenían una gran pantalla atrás conmigo tocando, y justo se les acabó el tiempo. Personalmente, fue uno de mis momentos más bajos.

Ben Shepherd: Estoy realmente disgustado porque Artis debería haber recibido un Grammy también, yo no hablé en el micrófono ni agradecí a mi mamá y a todo el mundo. Nadie lo mencionó y no le dieron uno. Todavía me arrepiento de eso; todavía quiero que le den uno. La maldita canción lleva su nombre; y él toca en ella además. Es justo.

Michael Beinhorn: Ni siquiera supe que habíamos sido nominados a un Grammy hasta que alguien me envió ese -¿qué es? No es una placa. Un pedazo de papel. Era una categoría en la que el productor realmente no recibe un premio (Best Metal Performance).

Artis the Spoonman: ¿Pero quién ha tenido una canción ganadora de un premio Grammy, una canción multiplatino sobre sí mismo? El cruce entre la responsabilidad, la alegría, el privilegio y el honor. No se si usar la palabra “honor”, pero es un honor. Dios mío. Toda mi vida quise ser una estrella de rock. La gente se reía de mí; no tuve ningún compañero musical cuando niño. Todo lo que hacía era tocar con mis bongos o cantar sobre Elvis en mi pieza por horas al día, sólo porque me gustaba.

Chris Cornell: “Black Hole Sun” fue escrita en mi auto mientras manejaba desde el estudio a mi casa una noche. Mucho de lo que escuchas fue escrito en mi cabeza.

Michael Beinhorn: Esa es una de las mejores piezas musicales en las que he trabajado jamás. Es una canción muy hermosa. Recuerdo cuando me pasaron el demo. Inmediatamente tuve una reacción visceral, me golpeó. Sentí como si una casa me cayera encima. Pensé, “Esta la clase de cosa que una persona en mi posición espera años y años para que básicamente caiga en su regazo”.

Chris Cornell: Cuando la canto, hay elementos de The Beatles y Led Zeppelin que saco de ella, y además un poco de la era Syd Barrett de Pink Floyd. Creo que los Beatles son un grupo que, si estoy trabajando en el arreglo de una canción o si tengo alguna idea para una canción y hay un poco de calidad Beatle en ella, nunca lo evito. Siempre me dirigiré hacia eso.

Ben Shepherd: Recuerdo escucharla y pensar, “Esa es la canción. Ahora los guantes están fuera. Ahora tenemos canciones para trabajar para este disco”. La composición de Chris era un Boom. Enorme.

Michael Beinhorn: Como Chris había hecho demos de todas sus canciones muy, muy bien, nos había dado un mapa preciso. Grandes arreglos, le hicimos los más mínimos cambios.

Kim Thayil: Tenía un problema con partes de “Black Hole Sun”, especialmente las pequeñas y delicadas partes arpegiadas en el comienzo, la parte de guitarra que es como una reminiscencia de piano. Creo que esa parte y yo estábamos estilísticamente en desacuerdo. ¿Cómo suena? ¿Como una bailarina en tutu tecleando un piano? Y luego toqué eso en la guitarra. No era realmente mi estilo. Ahora es muy divertido tocarla, obviamente.

Michael Beinhorn: Luego de la primera vez que Chris la cantó, se dio vuelta hacia mí después de un día lleno de trabajo, después de escucharla, y dijo “No es suficientemente buena”. Me refiero a que es duro decirle eso a un artista, pero cuando un artista te dice eso a ti sobre su propio trabajo, tú quedas como, “Me encanta este tipo. Esto es fantástico”. Le dije, “Okay, estoy contigo 100%, Haz lo que tengas que hacer”. Así es que volvió una semana después e hizo las voces que escuchas.

Chris Cornell: Líricamente, no parecía ser algo que fuese fácil de relatar. Era demasiada corriente de consciencia para mí. No volví a ella para editarla. Es como salió, y así es. Se sentía bien y la deje ir. Pero es muy esotérica y lo único que me hace sentido de ella, creo, en términos de cómo pudo haber sido un hit internacional, son las líneas cantadas del coro. Pero cuando no piensas demasiado en ella o no piensas en ella en absoluto, sólo dejas ser lo que es creativo, quizás eso golpea una cuerda en la gente debido a que no hay una mente analítica ensuciándola.

Ben Shepherd: Inmediatamente me recordó a Stevie Wonder, a quien amo. Fue como, ahora sí que somos realmente diversos; ahora estamos realmente expandiendo nuestras habilidades y estilos. No somos sólo una estúpida banda culeada grunge.

 Chris Cornell: Una de las razones de por qué Superunknown tiene tantas canciones es porque no queríamos discutir sobre lo que se debería cortar, porque no necesariamente tenemos las mismas opiniones. Así que pusimos todo y fue la máxima cantidad de tiempo que podíamos poner en un CD en ese tiempo. Después de eso, no nos importo realmente cuáles eran los singles.

Kim Thayil: No sabíamos que cambiaría las cosas, pero teníamos el sentimiento muy fuerte de que iba a ser una canción exitosa. Creo que escuchamos un cassette con un demo de las canciones que iban a ir en Nevermind que esos muchachos nos habían dado, escuchamos “Smells Like Teen Spirit” y Ben dijo, “Dios mío, ese va a ser su hit. Va a ser enorme”. Y cuando tuvimos el demo para parte del material de Superunknown, Hiro Yamamoto, nuestro bajista fundador, vino al estudio a saludar y escuchó Black Hole Sun. Dijo, “Jesús, muchachos, ese es su hit”.

Chris Cornell: La única vez en que los singles se convirtieron en problema fue luego de “Black Hole Sun”, cuando el sello quiso lanzar “Fell on Black Days” como tercer single. “Black Hole Sun” se convirtió en el segundo single porque las estaciones de radio empezaron a tocarla, y estaba bien, pero pensar en “Fell on Black Days” como tercer single, para nosotros, estaba mal, porque había un montón de nuevos fans y no queríamos darle a la gente la impresión equivocada de cómo sonaba el álbum, o quienes éramos como banda. Sentimos que la última cosa que queríamos conseguir era que un montón de gente comprara el disco para que no le gustara. El sello nos advirtió que si no escogíamos ese single íbamos a perder impulso en la radio e íbamos a empezar a vender menos discos, y que la vida del álbum sería más corta. Nosotros insistimos en eso y “My Wave” fue el tercer single, y todas esas cosas pasaron. (Risas) Pero no lo tergiversamos, y eso era importante para nosotros.

Jack Endino: Hay un montón de cocineros en la cocina cuando estás tratando con Soundgarden, porque ninguno de ellos es estúpido y todos tienen muy buen oído. Entienden la tecnología; no los puedes retardar con estupideces. Quiero decir, ellos son gente inteligente.

Michael Beinghorn: Estoy contento de que los muchachos no hayan visto realmente el proceso de hacer el disco desde la misma perspectiva mía. Pienso que eso causó harta fricción. Sabes, y el hecho de que ellos no siempre se llevaran bien. Hubo un montón de cabezazos.

Jack Endino: Las historias sobre él pegándose cabezazos con Soundgarden son divertidas porque siempre los he escuchado elípticamente a través de los años, y como que cierro los ojos y dijo, “Sí”.

Michael Beinhorn: Les dije que sentía que realmente tenían que trabajar más duro y escribir mejores canciones, a falta de una mejor palabra. Entiendes, para hacer la clase de disco que ellos necesitaban hacer. Desde ahí, creo que eso creó algunos problemas. Pero yo me sentí muy empático con eso: El potencial aquí para hacer este fantástico disco era enorme. Si podíamos hacer una pequeña parte de él, iba a ser un disco increíble.

Chris Cornell: Creo que si hubo alguna tensión, tuvo que ver más con asuntos del productor más que cualquier otra cosa. Nunca fuimos una banda que particularmente necesitara un productor, en todo caso. Siempre fuimos capaces de hacer nuestro propio disco. Los productores habitualmente tendían a estar ahí para que el sello se sintiera de alguna forma confiado de que su inversión no fuera a ser desperdiciada. (Risas)


 Michael Beinhorn: Por cualquier razón, creo que Chris se sentía muy incómodo de tenerme a mí o a cualquiera escrutando sus partes vocales. Así que creamos un ambiente para él donde fuera capaz de hacer la mayor parte de sus voces él mismo.

Chris Cornell: Creo que Superunknown tuvo más tensión que algunos de nuestros discos porque era un tipo nuevo con el que nunca habíamos trabajado antes que parecía realmente interesado en tratar de reinventar la rueda en cada vuelta, y cuando no funcionaba, lo cual era casi todo el tiempo, nosotros le quitábamos la grabación.

Adam Kasper: Creo que cada músico individual, particularmente Matt y Chris muy temprano, empezaron a nombrar lo que ellos pensaban eran las tomas para guardar. Matt simplemente no hace 49 tomas, y Michael presionaba para esa cantidad. Matt siempre ha sido un tipo de dos o tres tomas.

Ben Shepherd: Recuerdo a Beinhorn llamando bastante por el talkback, y nosotros interrumpíamos con “Kumbaya”. Cada vez que trataba de hablar con nosotros, empezábamos a tocar o cantar “Kumbaya”.

Adam Kasper: La puerta en la sala de control, que es una puerta gigante a prueba de sonido, fue rasgada desde las bisagras por Beinhorn. Fue menos el poder de su ira y más la puerta gigante, una vez que empezó a oscilar con ella en una rabieta, todo se vino abajo. Cuando hicimos el siguiente disco, Kim decía, “No sé como la rompió él solo”. Era un clásico.

Michael Beinhorn: A la larga, pensabas que, en algún punto, habría una separación de las partes porque las cosas eran insostenibles, del tipo: “Él quiere hacer eso, pero nosotros queremos hacer esto”. Hubo cierto punto donde yo, en mi mente, podría haber pensado, “Wow, me pregunto si el otro zapato va a calzar en esto”.

Kim Thayil: Pero el conflicto nunca llegó a explotar.

Chris Cornell: Eso nos forzó a no confiar en nadie más y ser más unidos como banda y tomar responsabilidad por lo que estábamos haciendo. De alguna forma, quizás ese sea uno de los atributos de Beinhorn como productor, porque él por supuesto estaba involucrado en un montón de discos que yo encontraba geniales, razón por la cual él había sido la elección perfecta –y claramente Superunknown terminó siendo fantástico, pero creo que pudo haber tenido más que ver con el hecho de que teníamos este adversario necesario en el estudio para unirnos como grupo.

Ben Shepherd: Siempre éramos así. Siempre éramos así cuando estábamos juntos. Era como, o estás con nosotros o no estás. Y si no estás en el grupo entonces, básicamente, te diremos “no”.

Chris Cornell: Para ser justo, sin embargo, creo que Soundgarden tuvo la mentalidad nosotros-contra-todos desde el día uno, así que no fue sólo Michael el que lo trajo a nosotros. Todos siempre lo tuvimos. Y probablemente todavía lo tengamos.

Kim Thayil: Una metáfora con la que creo Ben o Chris llegó, era que hay cinco dedos y nosotros trabajamos bien como un puño apretado. No es una mala metáfora si estás hablando de hard rock.

Michael Beinhorn: No los puedo culpar completamente a ellos; entiendo lo que lleva a una persona a sentirse tan valiosa sobre lo que está haciendo y no querer que alguien llegue y diga, “Vamos a hacerlo de esta manera”. Pero al mismo tiempo, es difícil para alguien en mi posición porque quieres hacer tu trabajo. No quieres solamente decir que sí a muerte a la gente con la que estás trabajando y hacerles sentir bien con lo que están haciendo –porque eso quizás pueda ser gratificante en el corto plazo, pero a la larga, no crea algo que vaya a tener significado para nadie.

Adam Kasper: Todos tuvimos momentos de frustración, incluyendo Beinhorn. Todos nosotros. Estuvimos encerrados en una sala por seis meses. Pero además diré que tuvimos un montón de buenos momentos y risas. Fue una experiencia emocional estar ahí con seis, siete, ocho tipos todo el día, llevando audífonos muy alto –lo cual es irritante después de 12 horas- y tratando de romper los límites.

Kim Thayil: Recuerdo a Josh Homme y Billy Corgan viniendo. Pearl Jam pasando el rato. Recuerdo a Josh Homme queriendo jugar ping-pong después de que Adam Kasper y yo habíamos comido mucha comida india. Así que estábamos todos perezosos e hinchados y él decía, “¡Hombre, juguemos ping-pong!” y yo estaba como, “Si juego ping-pong, necesita ser contra alguien igual de perezoso e hinchado”. Recuerdo esa conversación como, “¡Vamos, muchachos, juguemos!” y yo, “Compadre, no me puedo mover”.

Adam Kasper: Corgan estaba en la ciudad y algo pasó con su tour bus. No podía atravesar desde Portland por una tormenta, así que iban a pedir prestado parte de nuestro equipo, así que se sentó allí y vio lo que estábamos haciendo. Otra gente venía. Los muchachos de Nirvana pasaban por aquí. Recuerdo que The Breeders venían bastante. Johnny Cash fue muy increíble. El andaba por allá por un tiempo, había un disco tributo a Willie Nelson haciéndose en Seattle, pasando un rato en el estudio. Un montón de gente venía y vibraba con la escena.

Kim Thayil: Teníamos un PlayStation montado en la parte de atrás. Recuerdo a Chris jugando algunos juegos de carreras y ocasionalmente Doom. Recuerdo sentarme ahí por, dios, quizás un par de horas, mirando a Chris jugar Doom; yo estaba muy absorto con los gráficos y la naturaleza del juego –y me mareó porque si estás sólo mirando un video juego y no jugándolo, es como ser un pasajero en un auto de carreras. Sí, recuerdo comer sándwiches y mirar a Chris jugar Doom.

Michael Beinhorn: Tengo muy buenas grabaciones de ellos haciendo canciones improvisadas en el lugar, versiones de Kiss.

Adam Kasper: Era como The Shining. Estábamos tirando fruta a los parlantes. Te vuelves loco después de un tiempo.

Chris Cornell: Casi hicimos que despidieran a Adam Kasper. Él era el único empleado del estudio que estaba con nosotros, el tipo que estaba autorizado para estar con nosotros. En algún punto, creo que nos pusimos muy destructivos y él no nos detuvo –más que nada destruir la sala de control- y casi lo despiden. La única cosa que nos detuvo y nos puso a revisar nuestra conducta fue el hecho de que no queríamos que el pobre Adam perdiera su trabajo.

Kim Thayil: Bill Nye estaba compilando un episodio sobre el sonido, y nos preguntaron si podían echar un vistazo a la maquinaria de un estudio de grabación y dijimos que sí. Obtuvieron imágenes de la banda y de Adam Kasper en la consola de mezclas. Creo que describimos todo el proceso de grabación como un gigante bebiendo con bombilla.

Ben Shepherd: Así es que vino Bill Nye y tocamos “Kickstand” para ellos. Creo que fue justo antes de que empezáramos a mezclar, así que el disco estaba hecho e hicimos todo un segmento. Sí, es un extraño episodio de Bill Nye hablando de sonido con Soundgarden.

Kim Thayil: Siempre tuvimos un lugar cálido para la televisión educativa para niños. Siempre dijimos que si nos pedían hacer algo en Plaza Sésamo, lo haríamos, y no es broma.

Tad Doyle: No los recuerdo siendo fiesteros locos. Kim se tomaba un par de cervezas, pero nunca pareció estar fuera de control. Quizás Ben tomaba un poco más que Kim, pero parecía que Tad siempre estaba un poco más libado que ellos.

Kim Thayil: Hubo algunas historias flotando por ahí como, “Oh, todos los muchachos están bebiendo o aplastando cosas”. Sí, pero no más que cuando estábamos sobrios, ¿sabes? No más de lo que los atletas profesionales hacen en sus camarines o los políticos en sus oficinas.

Ben Shepherd: Me aprendí “4th of July” volado –y no había fumado marihuana en mucho tiempo, fue raro. Volví al estudio al día siguiente a hacer la toma de bajo y fue como, “Dios mío, ¿Cómo afiné esta cosa? ¿Qué está pasando?”


 Chris Cornell: En esos primeros tiempos de Soundgarden, y ciertamente a través del período de Superunknown, cuando no iba de gira era el tiempo en el que usualmente terminaba bebiendo más. Y había estado al tanto de ello. Hay tanta adrenalina pasando en una gira que no sabías bien qué hacer contigo cuando terminaba. Eso fue algo que leí muchas veces sobre diferentes músicos que giraban bastante y que eran conocidos por tener abuso de sustancias, que en realidad no era tan peligroso estar de gira, sino no estarlo. Y ese es un arrepentimiento que tengo. Aunque no sé si sea inteligente querer cambiar algo, creo que hubiese sido más productivo en mis veinte y parte de mis treinta si no hubiese sido un bebedor. Por ejemplo, no tener que recuperarme de la noche anterior y así poder enfocarme en la creatividad. Porque yo nunca escribí nada bajo la influencia de nada; eso nunca funcionó. El otro lado de eso es que cuando dejé todo, no tuve esa crisis de, “¡Oh no! Cómo voy a ser creativo sin ayuda”.

Kim Thayil: Creo que la banda tenía una particular hostilidad hacia la indulgencia de las drogas, en general. Creo que siempre he odiado eso del rock, incluso cuando era adolescente. Era realmente desagradable ser un niño y ver la manera en que los tipos del rock se comportaban en los 70s y como dirigían su éxito con payasadas en el backstage. Es un montón de mierda. Desearía que la gente se callara, por la mierda, y tocaran su disco. Y esa es la cosa en este caso, cuando tienes conocidos y amigos que obviamente están luchando y tienen problemas: No hay absolutamente ninguna razón para ver el lado romántico o glorificar eso. Es realmente una situación desafortunada.

Jeff Ament: Recuerdo entrar y verlos en algún punto al principio de la grabación. Y luego nos íbamos de gira por lo que parecía ser un largo tiempo, y recuerdo cuando volvíamos, ver y “Oh sí, Soundgarden todavía está aquí”.

Adam Kasper: Hubo momentos en que no estábamos seguros de lo que teníamos. Había alguna pregunta, y era toda de clase de hecho, “Wow, ¿Va a funcionar?” Porque era muy extremo en términos de los sonidos, en esos días.

Michael Beinhorn: Llevé el disco para que lo masterizaran y el ingeniero de mastering lo destrozó –yo estaba realmente pasmado. Tomo dos días y medio y él no podía masterizar el disco para salvar su vida. Empecé a dudar de mi propia habilidad y pensaba, “Oh dios mío, creo que quizás tengo una bomba entre mis manos”. Entonces la banda se lo llevó a otra persona y lo masterizó en un día. La gente estaba feliz con él, a mi me entregaron el disco y yo no estaba feliz para nada. Pensé que Brendan (O’Brien) realmente había perdido el objetivo del disco. Así que me quedé desconcertado un poco. Sentí que había sido suavizado un poco. Pero por supuesto, había invertido tanto en aquel punto que pienso que mi objetividad estaba completamente perdida.

Chris Cornell: Creo que probablemente en una semana mezclando, entendí el alcance del álbum y cuán poderoso era y lo que habíamos creado.

Michael Beinhorn: Creo que no nos despedimos bajo las mejores circunstancias. Hacia el final, creo que todos estaban realmente muy cansados y fue una de esas cosas como, “Okay, está hecho. Ahora nos deshacemos unos de otros”. Bueno, creo que no fue tan extremo; no quiero decirlo con animosidad, pero creo que todos estábamos listos. Fue absolutamente difícil de hacer.

Ben Shepherd: Mi canción favorita es la canción de Matt “Fresh Tendrils”. Bien tocado, me encanta eso. No me gusta mucho la mezcla de ella. Probablemente mi menos favorita, en sonido e interpretación es “Half” (que Shepherd compuso). Tendría que estar de acuerdo con el 95% de los fans que odian esa canción.

Adam Kasper: Hay algo que creo que es muy interesante. Beinhorn me dijo que siempre tuvo esta agenda con la música electrónica cuando estaba haciendo ese disco, porque él era de New York y trabajaba con (el músico experimental) Bill Laswell y a ellos les gustaba abordar la música desde la electrónica en los 90s. Creo que él quiso incorporar algo de eso en un disco de rock. Y creo que lo logró en la forma en como algunas cajas y otras cosas están sobrecomprimidas. Escucho eso ahora y pienso, “Oh, claro, lo hizo”. Es genial.

Jack Endino: No soy un gran fan de la producción. Está bien. Me parece un poco ruidoso ahora cuando lo escucho. La producción captura un sentimiento, lo que encuentro bueno, pero es un disco que suena extraño si lo escuchas con oídos técnicos. El punto es que, es un disco como obra de arte y hay que darle crédito a Michael Beinhorn por capturar algo, porque el tenía la visión de cómo tenía que sonar. No suena como ningún otro disco de Soundgarden así que, sónicamente, hace que me rasque la cabeza un poco como ingeniero. Pero emocionalmente, como disco funciona extremadamente bien, y eso es lo que cuenta.


 Jeff Ament: Puedes escuchar las personalidades individuales en las canciones. A veces ellos realmente están tocando juntos, pero a veces están peleando entre sí. Creo que a veces cuando están peleando, cuando sus partes están tocando en contra de las del resto, podrías decir que si una parte era muy heavy, quizás Ben tocaba algo súper raro y extraño en contra. Eso es lo que hace al disco interesante para mí. Es un disco realmente hermoso.

Adam Kasper: No suena como un viejo disco de los 90s. Los sonidos, el enfoque, fueron todos muy análogos y orgánicos, pero al mismo tiempo rompiendo bastantes fronteras, es por eso que creo que todavía suena bien hoy día.

Jeff Ament: El disco Ten explotó tan alto que creo que cuando Superunknown se hizo gigante, sentí que, bueno, finalmente la banda que realmente merece el éxito lo está consiguiendo, porque no creo que ellos hayan tenido con Badmotorfinger el éxito que nosotros tuvimos o Nirvana tuvo con Nevermind. Personalmente, siempre sentí que Soundgarden y Mudhoney merecían más. Ellos eran muy buenos en sus respectivos géneros. Apenas escuché el disco, instantáneamente supe que un par de esas canciones iban a ser masivas.

Jack Endino: Ellos estaban trabajando duro. Creo que por eso fue que a la larga se separaron un par de años después, porque dejó de ser divertido. Por eso fue que el siguiente disco, el que sigue a Superunknown, nunca lo iba a igualar. (Down on the Upside) siempre me pareció un disco un poco depresivo. Definitivamente tenía un sentimiento como, “Espera un minuto, ¿qué vamos a hacer ahora? ¿Cómo vamos a parar esto?”.

Jeff Ament: Es increíble: puse este disco ayer cuando iba manejando y, aunque Chris escribió la mayoría de las canciones, es un disco muy de banda. Puedes escuchar las influencias de todos en todo el disco. Incluso casi tiene momentos de soundtrack, esos grandiosos y etéreos puentes e introducciones.

Jack Endino: Eso fue lo que me llamó la atención de Superunknown: Las canciones son muy buenas composiciones. Son magníficas interpretaciones también, pero no hay ni una sola canción mala en el disco, lo cual es excelente para un disco con tantas canciones.

Kim Thayil: Algunos de mis discos favoritos, ya sea Space Oddity de Bowie o Rocks de Aerosmith, todavía los escucho y se sostienen. Todavía tienen profundidad. Y me gusta la manera en que Superunknown todavía puede mantener mi atención y mi afecto; eso me dice que lo hicimos bien.

Michael Beinhorn: Saber que ha influenciado musicalmente a tanta gente, saber que ha tocado a la gente y la ha ayudado a seguir adelante con sus vidas, para mí, es el mayor orgullo. Saber que jugué un rol en todo eso significa mucho. Estaré para siempre agradecido de haber formado una pequeña parte de eso.

Chris Cornell: Sobrepasamos mis mejores expectativas, lo cual es muy difícil de hacer. 

Ben Shepherd: Sé una cosa sobre Soundgarden: Siempre nos hemos propuesto los 20 años. Hacemos foco en tratar de hacer algo que realmente valga la pena que esté todavía dando vueltas. Nuestro lema es: “Siempre vamos a poner nuestro mejor pie adelante”.